Grupo NOA: nuevas ideas con el impulso de la creatividad

Ser joven en la periferia de Medellín más que una etapa es la composición transgresiva de inquietudes, una zona donde se encuentran los territorios del barrio y el cuerpo: la vida que se disfruta, se padece y se añora. En cada uno de ellos, disuelto en la voz de sus travesías y sus preguntas, reside más allá de los descubrimientos el impulso inmaterial del cambio y las nuevas formas de crear. Son la estética y el método.

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En agosto del 2015 varios profesionales de la Corporación Picacho con Futuro tocaron las puertas de colegios y escuelas de la parte alta de la Comuna Seis: buscaban jóvenes interesados en conformar un nuevo grupo para acercarlos a la experiencia de la organización y la participación; en esencia, pertenecer a algo que ellos mismos levantaran desde las bases hasta las torres. El grupo Nueva Ola –NOA– nació con 22 jóvenes entre los 14 y los 22 años de los barrios Progreso nro. 2, El Triunfo, Mirador del Doce, Picacho y París.

            Pero esto puede ser leído como la continuación de un trabajo de treinta años: en los noventa la Corporación ejerció el papel de hogar y mediación para acuerdos entre combos y el Estado que intentaba su desarme. Pero además, se crearon programas para abandonar la delincuencia o no entrar en ella: el arte, la cultura y la participación social fueron los medios y las garantías para jóvenes metidos en el huracán de una época cruda de la ciudad. Muchas vidas se salvaron, voces que hoy hacen eco de un compromiso difícil pero indispensable.

            Sin embargo, son otros tiempos: en la actualidad se pretende con el grupo NOA que entre todos, como hogar y familia, aprendan de reflexiones surgidas de sus preguntas y sus respuestas. Hoy la historia otorga oportunidades diferentes. Los 22 jóvenes poco a poco se han ido integrando a otros procesos de la Corporación: algunos ya hacen parte del grupo de comunicaciones Panorámica y del grupo de danza Ritmo Joven. El nombre llega en el 2016, luego de que todos vieran la película alemana La ola: el experimento educativo en la pantalla impactó en sus mentes, y decidieron desde los inicios proponer nuevos referentes para los jóvenes de la Comuna Seis, ser una ola fuerte arrastrando con el ímpetu de la creatividad.

            En la organización social han encontrado refugio de necesidades pedagógicas que conversen con sus cuestionamientos inmediatos. Diseñan talleres, realizan recorridos e intercambios, se forman en principios filosóficos del respeto por el otro, el cuerpo y el barrio, y conocen las vías que les ofrece la ciudad para analizar y decidir. Autonomía y libertad son dos palabras de uso frecuente. «Esto favorece que en la ciudad convivan diversidad de prácticas donde se manifiesta la participación de maneras no convencionales. El arte y la cultura son los medios que en muchos casos privilegian los actores juveniles para expresar reivindicaciones y plasmar las identidades que vienen construyendo en cada uno de sus procesos colectivos, generando resistencias críticas y apuestas cívicas en sus territorios», afirma el Plan Estratégico de Juventud de Medellín 2015-2027. En la sede la educación va de la mano con el disfrute de su relación como miembros de un proyecto de encuentro: se celebran los cumpleaños, organizan proyecciones de cine, generan discusiones con sus reflexiones en contraste a las realidades múltiples que cada cual debe enfrentar en la calle y la casa.

            Al joven no hay que marcarle el camino: lo fundamental es acompañar sus fallas y aciertos, porque no hay atajos gratuitos hacia la comprensión de la ciudad y del barrio; que logren como familia aprendizajes valiosos hacia el adulto crítico, pensante. En la madurez de sus iniciativas, y en la capacidad de perdurar y enfrentarse a las dificultades de hacer posible con el otro, se verá reflejada una experiencia que en la vida muestre sus ideas en el papel de los ideales comunitarios y sociales.