La segunda revolución industrial: la energía que dio un giro a la historia

07.03.2019 / Por: Corporación Picacho con Futuro

La segunda revolución industrial: la energía que dio un giro a la historia
Ilustración en la que se ve a Benjamin Franklin en medio de su famoso experimento con la cometa

Contamos con la compañía sutil de la electricidad casi de forma absoluta, y a veces ni la percibimos. Desde el alumbrado público que ilumina las calles, hasta las baterías que entregan la llama vital a nuestros portátiles, celulares y televisores, la energía ha dejado de sorprender a muchos con su prodigioso milagro, pero allí está, presente y fundamental. Ahora que Medellín entrará al grupo de ciudades con sede para la Cuarta revolución industrial, hablemos un poco sobre los aspectos históricos más importantes de la segunda, que llegaría de la mano de la locomotora, las fábricas, el uso de combustibles y electricidad, y el crecimiento del mundo.

Para la segunda mitad del siglo XIX, las vías férreas se expandían, y el poder del vapor demostraba su alcance, luego de haber marcado el disparo inicial de la primera gran revolución: motores impulsados por su fuerza estaban en locomotoras, barcos y máquinas industriales. Sin embargo, el uso de nuevas fuentes de energía significó la marca característica de esta segunda revolución: nos referimos al petróleo y a la electricidad.

El primero, de poco uso hasta aquellos días, se convertiría en el oro negro y líquido, luego de que el norteamericano Edwin Drake perforara el primer pozo petrolero de la historia en 1859. Pronto llegaría la explosión de empresas de vehículos y otros artefactos impulsados por gasolina, y ello a su vez tendría un efecto crucial en la producción a gran escala.

Para el segundo caso, no podemos decir que la electricidad como tal haya sido descubierta; sin embargo, en 1752 el prócer de la independencia de Estados Unidos, y hombre de gran afecto por las ciencias, Benjamin Franklin, realizó su famoso experimento: en una noche de tormenta ató una llave a una cometa, y gracias a las chispas que salieron de la llave, abrió el camino a la invención del pararrayos. Allí iniciaría una cadena de avances –pasando por la batería de Volta, el dinamo de Faraday, o la bombilla de Edison– que cambiarían no sólo el modelo de trabajo, sino la forma de relacionarnos con la tecnología, la comunicación y el conocimiento del mundo.

El petróleo, la electricidad, y los efectos de un mundo que se industrializaba a pasos agigantados nos llevaron, en el siglo XX, a tener aparatos de asombrosa capacidad y facultades inimaginables; sólo ver un vehículo que hoy recorra las calles de la ciudad debería ser suficiente espectáculo: cómo funciona su sistema eléctrico, cómo convierte el combustible fósil en movimiento, cómo transforma la energía eléctrica en funciones múltiples, o cómo, simplemente, evidencia que todo gran cambio en la historia puede ser admirado con facilidad.

Cabe decir que aunque hoy parece cotidiano tener esa llama de luz en nuestras salas con sólo presionar un botón, el alumbrado en las calles de Medellín, por mencionar algo, fue establecido en 1851 con lámparas alimentadas con grasa o cebo. En 1898 tendríamos por primera vez alumbrado con energía eléctrica pero sólo para privados y 23 años después se inauguraría el primer tranvía eléctrico que desfilaría por la ciudad, siendo el ancestro del actual tranvía que asciende con su paciencia fluida hacia el oriente de Medellín. En 1921 los habitantes de Medellín –que apenas sumaba 108 años con el título de ciudad– se dejaron sorprender por el esplendor de los rieles sobre los que se movía el cuerpo metálico, aunque en los cuarenta ya los amores de los habitantes de la Villa estaban dirigidos con especial admiración hacia la llanta y el pavimento para los buses. El tranvía se despediría a inicios de los cincuenta, para renacer con nuevo brillo a mediados de nuestra década.

Articulo II Tranvia en la Estacion Medellin 1923 Foto Benjamin de la Calle

Tranvía en la Estación Medellín, 1923. Foto Benjamín de la Calle, y propiedad de la Biblioteca Pública Piloto

 

Primera parte: La primera y la cuarta revolución industrial: pasos colosales desde la máquina y el vapor

Tercera parte: La Tercera Revolución Industrial, y nuestra forma de tejer la comunicación

Cuarta parte: Cuarta Revolución Industrial: más allá de la técnica

 

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Este artículo se realiza en el marco de la estrategia de comunicación para la movilización de la Secretaría de Comunicaciones de la Alcaldía de Medellín, en alianza con la Corporación para el Desarrollo Picacho con Futuro. Contenidos con énfasis pedagógico, para construir ciudadanía desde el pensamiento y el aprendizaje.

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