El abuso contra niños y niñas es una sombra silenciosa

Hay ciertas formas de la violencia que respiran con sigilo, duermen bajo la cama en las noches de murmullos, se asoman con cautela por la puerta entreabierta de la habitación, insinúan y pasan sus manos acallando a la víctima con los embates persistentes de la maldad. A esa violencia se enfrentan los niños y niñas cuando, bajo el mismo techo que les da cobijo y alimento, reciben el abuso de algún familiar que llega incluso a colmarlos de miedo a la denuncia y a la búsqueda de ayuda. “Según datos de enero pasado de Medicina Legal, en Colombia cada 22 minutos se registra un abuso sexual contra un menor. Lo peor es que los últimos tres años las cifras van en aumento (17 % entre 2016 y 2018). El ICBF habla de 74 de esos delitos, a diario”, reseña el periódico El Colombiano en su editorial del domingo 24 de marzo de 2019, a propósito de la reciente campaña de la Alcaldía de Medellín: Escúchalos.

La campaña, lanzada por el Despacho de la primera dama de Medellín hace un par de meses, encaja en una problemática con más aristas en los barrios más populares de la ciudad. Los índices señalan que en la mayor parte de los casos, las niñas son las más afectadas, y las condiciones de bajos recursos ahondan los temores y facilitan el ambiente para que el abuso, cada vez más sistemático y destructivo, persista y se prolongue. “¿Qué buscamos? Que cada padre de familia, tendero, vecino, es decir toda la comunidad, sienta esa necesidad de cuidar y proteger a los niños. Allí tenemos el deber de enseñarles que tienen que decirnos cuando se sientan maltratados y vulnerados”, afirma Margarita Gómez Marín, primera dama de la ciudad.

Las zonas de acción se pueden delimitar de una forma práctica: en el hogar, conversación sincera, momentos de encuentro familiar que aseguren un ambiente de confianza para los niños y niñas; “En nuestro país, la Corporación Cariño asegura que el 90 % de los abusos se da en el ambiente familiar”, señala el editorial ya mencionado. En el colegio, sentidos atentos de los profesores y los profesionales que cumplen alguna labor de asesoría y diálogo: en ocasiones, los menores sienten más cercanía con esas figuras que están alejadas por completo del abusador. Y en la comunidad, escenarios para socializar las rutas de atención: a quién se recurre cuando esa sombra del abuso se oculta entre nosotros.

Alex Giraldo es edil de la Comuna Seis-Doce de Octubre, pero también ha sido rector de la Institución Educativa Jesús Amigo: “Los líderes de la Comuna nos hemos venido apropiando de esta campaña para disminuir los casos de abusos en niños y niñas. La estrategia pretende que organizaciones, entes de la Administración, y los docentes de las instituciones, tratemos de disminuir los índices de este flagelo. Lo importante es recoger las voces de los niños, y estar siempre atentos a sus mensajes de alerta.” Destaquemos en esta campaña –que debe dialogar con las estrategias que organizaciones sociales y comunitarias ya vienen adelantando con sus procesos particulares hace ya varios años–, que las voluntades pueden enfilarse: el abuso es una sombra silenciosa, oculta bajo el cobijo del hogar o el barrio, destructor sin misericordia de los sueños y las capacidades de niños y niñas.

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Este artículo se realiza en el marco de la estrategia de comunicación para la movilización de la Secretaría de Comunicaciones de la Alcaldía de Medellín, en alianza con la Corporación para el Desarrollo Picacho con Futuro. Contenidos con énfasis pedagógico, para construir ciudadanía desde el pensamiento y el aprendizaje.