Juventud Unida Comunicaciones: primera parte

19.10.2020 / Por: Corporación Picacho con Futuro

Juventud Unida Comunicaciones: primera parte
Juventud Unida Comunicaciones. Ca. 1995

Compartimos con ustedes la primera de tres partes en las que hemos divido esta crónica: un relato con voces y memoria sobre Juventud Unida Comunicaciones; el texto está elaborado en el marco del proyecto Verse en el recuerdo: re-significando nuestra memoria, y que fue ganador en la línea de estímulos Gestión de Archivos Audiovisuales, de la Cinemateca Municipal de Medellín.

 

En dos rincones del pequeño salón hay pantallas de computador que casi nunca descansan. Al otro extremo un viejo mueble ha dejado pasar los mejores días de la comodidad, y a su lado, en el rostro de un monitor, brincan líneas de luces coloridas. En este cuarto se recoge una colección enorme de casetes y cintas de video con historias que han cuajado en memorias de comunidad. Es la sede del grupo Panorámica, en el Centro de Desarrollo Social del barrio Progreso número dos, cerrando las últimas carreras de la Comuna Seis de Medellín. Durante meses jóvenes del grupo han sacado y desempolvado los tacos en una rutina meticulosa, con el cuidado del artesano. La labor es colosal: convertir todas esas horas de video al formato digital para traer de vuelta las imágenes que en cada casete han dormido por más de cinco lustros. 

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Los jóvenes que hoy pertenecen a estos grupos de comunicaciones en los barrios de Medellín probablemente nacieron después del año 2000. En cierto sentido son ajenos a la década de los noventa, y sabrán de ella por curiosidad de escuela, cuentos de los familiares, anécdotas dispersas, o por películas y series que se han ido hasta esos tiempos de tumulto. Y tal vez tampoco tengan muy claras las cifras tan críticas que tocaron nuestra ciudad: Medellín: 2.784 muertes en 175 días, decía un artículo publicado en 1990 en el periódico El Tiempo. Al año siguiente se reportaron 6.810 homicidios; para tener más claro el mapa, entre 2016 y 2019 (cuatro años) la cifra no pasó de 2400 personas. Y si bien sigue siendo un índice de preocupación importante, estamos lejos de esos años salvajes, teniendo en cuenta, incluso, que hoy somos un millón más de habitantes. ¿Sobre los jóvenes? Se puede decir con confianza que fueron los más afectados: Medellín perdió, por lo menos, una generación completa: “¿Qué significa, por ejemplo, el hecho de que el año pasado, el más violento en la historia de Medellín, fueran asesinados más de trescientos policías, junto con unos tres mil jóvenes entre los 14 y los 25 años? ¿O que en los primeros meses de este año la cifra haya aumentado?”, se preguntaba la periodista Alma Guillermoprieto en un artículo publicado en abril de 1991 en The New Yorker.

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“Los aprendizajes más importantes están relacionados con haber entendido el entorno social, encaminarnos por otras rutas. Resaltábamos mucho lo bello de la comuna, y eso nos permitía relacionarnos con otras fundaciones y organizaciones de la ciudad. Siempre estuvimos en función de trabajar por el barrio, y eso traía sus exigencias: muchas veces no salíamos de fiesta, ni con los amigos, sino que nos encerrábamos a hacer consejos de redacción o nos dedicábamos a la reportería”. Ana Milena Rojas hoy es una mujer adulta, madre de una pequeña. A mediados de los noventa entró a Juventud Unida Comunicaciones, un grupo de chicos y chicas del borde noroccidental de Medellín; querían hacer televisión, construir prensa a su antojo, salir en pantalla, contar cosas que la gente apreciara por la satisfacción de la cercanía. “Empecé en Juventud Unida Comunicaciones como a los doce años –hoy tiene 39–, cuando existían La luciérnaga, Magazín Mi gente y Contacto click. Recuerdo mucho la integración entre habitantes del sector, no sólo de los que vivíamos en Picacho sino Santa María, Zona 30 y parte alta del Picacho”. Por aquellos días Medellín vivía una conmoción compleja: había muerto Pablo Escobar, abatido a disparos en diciembre de 1993, y los barrios descansaban en una zozobra de peligro, inmersos en la lucha por el control de las calles y las esquinas. Ser joven seguía siendo una presión de riesgo. Pero en medio de ese fuego de partes, las organizaciones sociales, los colectivos de periferia y los líderes con ideas iban abriendo caminos difíciles; y la imagen, el video, la radio y la prensa fueron herramientas de nuevos diálogos para resolver las diferencias con palabras, y unir a las comunidades en torno a sus historias de solidaridad.

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