La danza, la cocina y el tejido: aprendizajes encaminados a la participación y la paz

Entre 1218 postulaciones de todo el país, nuestra propuesta llamada Tejiendo paz desde el cuidado del sí, del otro/a y de lo otro logró entrar en el grupo de las 120 ganadoras. La convocatoria fue realizada el año pasado por el Banco de Iniciativas de Participación Ciudadana del Ministerio del Interior, en asocio con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD–.

Ahora bien, este reconocimiento nos permite cumplir el objetivo de abrir un nuevo proceso en la organización, enmarcado en nuestra línea institucional de trabajo número 1, Tejido social. Es decir que por medio de una construcción metodológica basada en tres ejercicios del cuerpo, las manos y la memoria, generaremos una reflexión comunitaria que conduzca a acciones de participación, encuentro, ideas de paz y reconocimiento del otro. Veamos esos tres pilares según nuestra concepción histórica:

     Danza de reconocimiento:  en este primer escenario la persona debe recorrer el territorio de su cuerpo: conocer sus emociones, sus reacciones, generar una carta de valores y de saberes, pero al mismo tiempo identificarse con el respeto y el cuidado de sí. El cuerpo como un mapa, un espacio de búsquedas, y en esa misma línea, la danza como un proceso de exploración, satisfacción y movimiento vital. Ahora bien, es una primera figura de la participación: se inicia con la posibilidad de vínculos con las formas del individuo, nosotros ante el espejo para la estructuración de las ideas, las propuestas, las necesidades y las concesiones.

     Culinaria solidaria: la preparación del alimento debe conducir al ejercicio de compartir para entablar relaciones e intercambios. En la mesa existe un plano de resolución de conflictos y de acuerdos. Desde la antigüedad, partir el pan con el otro ha significado palabra, hogar, interés por sus realidades. En la participación pasamos al escenario colectivo, sumamos, y el alimento nos sirve de canal discursivo en aras de construir familia para la movilización social.

     Tejido de sentidos comunes: en el tejido va quedando la memoria convertida en el símbolo del color, la textura, la trama; los versos del recuerdo, los lugares, los hechos y los rostros. Es por ello que cierra este ciclo de tres escenarios del ser y la participación: al tejer dejamos para el futuro, transformamos el relato en un testimonio vital de paz, y sembramos la voz. Se teje como una reverberación de la paciencia.

Encuentro de tejido y participación con jóvenes (febrero 3)

En el laboratorio social hay una transformación de los elementos, bien sean sus materias primas los imaginarios y la tradición, bien sean el papel, la tela, la pintura y el pincel. En esta primera etapa tendremos durante todo el mes de febrero e inicios de marzo una serie de encuentros con cerca de 100 niños, niñas, jóvenes y adultos de la Comuna Seis, en una constante labor de pensar la participación en sus momentos de evolución: cuáles son sus rasgos, sus vicios, su aplicación y resultados; qué es la paz en el cuerpo y en el hogar; cómo me identifico en los sentidos comunes de la solidaridad y la vida digna.

En otros artículos contaremos con la voz de los participantes, que son realmente la garantía de impulso y evaluación de nuestras propuestas y proyectos como Corporación: la organización social propone y gestiona escenarios políticos, éticos y filosóficos, pero el significado sólo se posibilita en la participación y la integración comunitaria.

***

Para recibir más información, puede escribir a Marcela Suárez, coordinadora del proceso: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.